El Dr. Gonzalo Adis Castro obtuvo su Bachillerato de Psicología en la Universidad de Indiana, en 1952, y su Doctorado con especialidad en Psicología Clínica en la Universidad de California, en Berkeley, en 1957. Él fue el primer psicólogo costarricense graduado en el extranjero y hoy día se le considera como el padre de la psicología académica y de la psicología clínica en el país. También se le reconoce como uno de los pioneros del entonces Departamento de Psicología, en la Escuela de Ciencias Sociales, donde destacó como profesor de Psicología Clínica, Psicodiagnóstico y Psicoterapia, además de Investigación Psicológica. En aquellos años lo tuve de profesor en la carrera de Psicología, antes de mi graduación como bachiller en 1972. Posteriormente, a mi regreso del doctorado en Orientación Psicológica de Rehabilitación, obtenido en la Universidad del Estado de Michigan, me correspondió dirigir la Oficina del Convenio Internacional de Rehabilitación entre la CCSS y MSU. Durante ese tiempo renové contacto con el Dr. Adis, como parte de una comisión asesora en Psicología para apoyar a los pacientes con cáncer. Eso me permitió alternar con él como colega, llamándolo con sencillez por su nombre, algo que para mí era signo de su trato humilde y cordial con todos. Tiempo después, cuando publiqué mi texto de “Ejes de Salud Mental”, con la Editorial Trillas de México, quise mencionarlo a él, en el primer capítulo, a partir de su definición de la salud mental como “el ajuste de la persona a su mundo”. Por tal razón, antes de la presentación oficial del libro en la Facultad de Educación de la UCR, en el mes de mayo del 2004, decidí llamarlo por teléfono a su casa para invitarlo al evento. Le conté, además, que lo citaba al comienzo de la obra, la cual ya estaba en librerías, y él me agradeció mucho el gesto. Me aclaró, sin embargo, que debido a un quebranto de salud no podría asistir a la Universidad, pero que de inmediato lo mandaría a comprar, pues le honraba aparecer como uno de los fundadores de la Psicología en este país. Menos de un mes después, el 8 de junio, ocurrió su sensible fallecimiento. Entonces, le agradecí a Dios aquel último diálogo telefónico que tuvimos porque, como lo afirma mi colega y amigo, el Dr. Albam Brenes, “él fue un modelo inolvidable para los psicólogos, psiquiatras y médicos generales que fueron sus alumnos”. Por eso mismo, el Instituto de Cultura Hispánica, en Costa Rica, lo había hecho acreedor al Premio Nacional Fernández Ferraz, debido a su aporte cultural y científico.
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