Joan Manuel Serrat canta en la Universidad de Costa Rica (1970-1972)

Joan Manuel Serrat canta en la Universidad de Costa Rica (1970-1972)

Antes de que Joan Manuel Serrat viniera a Costa Rica por primera vez ya disfrutábamos, en nuestro grupito de amigos, de sus primeras producciones. Rita Trejos, Rossy Soley, Jorge Acuña, Bernal Hernández y yo nos habíamos conocido en las actividades de Palestra y nos reuníamos con frecuencia en la casa del actor teatral José Trejos y de su esposa Maruja, los papás de Rita, en barrio Escalante. Allí nos cautivaron las canciones “Mis gaviotas”, “Penélope”, “Barquito de papel” o “Pequeñas cosas”, así como los poemas de Antonio Machado, musicalizados por Serrat, tales como “Cantares”, “La Saeta” y “Guitarra del mesón”. Así, cuando él vino a nuestro país por primera vez lo pudimos escuchar en el Teatro Nacional, desde arriba en galería, donde las localidades eran más baratas. Pero la presentación inolvidable ocurrió en su visita a la Universidad de Costa Rica. Joan Manuel había aceptado, como parte de esa gira, cantar para los universitarios en el Centro de Recreación Estudiantil, hoy Comedor Universitario. Yo pude ser de los primeros en llegar y de sentarme en el suelo entre los más cercanos a la tarima, ubicada junto a la pared sur del edificio. Cuando lo vimos entrar por la puertita lateral más próxima, el lugar estaba ya repleto de jóvenes que lo aplaudían a rabiar. Desde el principio, Joan Manuel Serrat se portó muy natural, comentando las distintas canciones antes de ejecutarlas. A mí me impactaba la diversidad y originalidad de sus letras, la forma de entonar su canto, como en un gorjeo, y la excelente musicalización de cada tema. Serrat verdaderamente capturaba nuestra atención y nos hacía vibrar de sentimiento con sus composiciones. Recuerdo que esa tarde me encantó su canción “Pueblo blanco”, por su dramatismo y la forma de cantarla. Al concluir el concierto, tras los entusiastas aplausos, él hizo un ademán cómico de lanzarse sobre nosotros, y luego se retiró muy sonriente por esa misma puertita de vidrio donde había entrado. Aquel verano, durante nuestro viaje de mochileros a Suramérica, no se me concretó ir, en enero 1972, a una presentación suya en Buenos Aires, pero ese mismo año lo pude ver de nuevo en el Teatro Nacional con su fabulosa producción del disco “Mediterráneo”. Sin embargo, no cambio ninguno de esos conciertos por el encuentro con él en la UCR, cuando lo sentimos tan cercano y expansivo, cantando en medio de aquella multitud de jóvenes universitarios, sentados a sus pies, como uno más entre nosotros.

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