1900 a 1903. El proceso de plantar raíces en una nueva tierra: Costa Rica.
Una vez que llegaron a la capital, Noemí fue a entrevistarse, acompañada de sus hijos mayores, con el presidente Rafael Yglesias, quien cumplió su ofrecimiento de propiciar contactos con gente que pudiera ayudarlos. Esto implicaba darle recomendaciones a Emilio y a Camilo con ciertos empresarios, de manera que pudiesen pronto conseguir trabajo. Asimismo, recomendaba a Leonor como maestra particular de francés y de piano con familias de sociedad, a Esther para integrarse al curso lectivo en el Colegio de Señoritas y a Leon en el Edificio Metálico. El otro consejo que les ofreció fue el de residir provisionalmente en Cartago, donde los costos de vida serían menores que en San José, vinculándolos allí con familias conocidas. De esta forma, en los siguientes meses ellos fueron estrechando lazos con diferentes personas, entre los que estaban algunos parientes del expresidente don Tomás Guardia, lo que abrió las puertas para una relación especial. Emilio se interesó en Rosario Guardia, la tercera hija de don Tomás, quien había quedado viuda de un primer matrimonio con el señor Odilón Jiménez, de cuya unión ella criaba a tres hijos: Juan de Dios, Graciela y Teresa Jiménez Guardia. Durante su noviazgo se vio la oportunidad de cederle a doña Noemí y sus hijos, en condiciones muy favorables, una propiedad que había dejado don Tomás, a su muerte, en La Unión de Tres Ríos. Mudarse a esa casa esquinera, a tan solo una cuadra al norte y dos al oeste de la iglesia, la cual estaba entonces en mal estado, pero que fueron restaurando poco a poco, les complació mucho a ellos. De hecho, desde antes, al pasar en el tren entre Cartago y San José, les atraía en particular ese bonito pueblo, con la vista de la Carpintera al fondo, lo que les recordaba paisajes de Antigua Guatemala. Emilio de Mézerville contrajo matrimonio con Rosario Guardia el 9 de agosto de 1903, dos años después de que ella enviudara, y aunque ambos no tuvieron descendencia propia, él veló como un padre por los hijos de su anterior casamiento.
1903 a 1943. La vida de Emilio de Mézerville, condecorado en la I Guerra Mundial.
Tras más de diez años de casado, Emilio de Mézerville se enlistó en el ejército francés durante la Primera Guerra Mundial. Allí fue herido y condecorado con “La Croix de Guerre”, por su gran valor en combate, y enviado para su recuperación al África. Él fue un hombre muy dinámico, que se proyectó en campos tan diversos como representante de casas extranjeras en el ámbito comercial, profesor de Contabilidad en la Escuela de Comercio, y, en distintas épocas, gerente del Consulado de Francia y encargado del Consulado de Bélgica en Costa Rica. También ejerció el rol de delegado de la Liga Marítima y Colonial Francesa, vicepresidente de la Acción General del Trabajo y presidente del Cuerpo Nacional de Scouts. Más aún, se destacó a su vez como pintor de la Escuela de don Enrique Echandi, tuvo el título de “Gran Maestro” de la Masonería costarricense y se preocupó, por muchos años, del mantenimiento del Hospicio de Huérfanos. Emilio falleció pocos meses después que su madre, el 10 de marzo de 1943, y sus funerales se efectuaron en la iglesia de la Soledad al día siguiente.