Hechos recientes de trascendencia centenaria en la vida familiar

Hechos recientes de trascendencia centenaria en la vida familiar

Es muy importante consignar ciertos eventos en la vida de Roberto de Mézerville Arias, hijo mayor de León de Mézerville Cantillo y bisnieto de Leon de Mézerville Ossaye. Roberto fue el primero que, en un viaje turístico a Francia a principios de los años 2000, entró en contacto directo con Jacques de Michelis, el dueño del castillo Mézerville en ese entonces, y se identificó ante él como miembro de la familia de Mézerville en Centroamérica. Este hecho permitió que Olguita Madriz visitara luego esa región, buscando información genealógica, y que preparara nuestra llegada por allá, en junio del 2006. Años después, tras la boda de Roberto con Andrea Salazar, ambos tuvieron una primera hija, nacida el 23 de julio del 2018, a quien pusieron por nombre Amélie de Mézerville. Así se completa una visión panorámica que abarca ya dos siglos, desde la época de 1820, en que nace Amélie Coupé de Mézerville en Francia, hasta el presente nacimiento de esta niña, siete generaciones más tarde.

Pasados dos siglos del nacimiento de Amélie Coupé de Mézerville, nace Amélie de Mézerville Salazar, hija de Roberto y Andrea, hermana mayor de Luc, siete generaciones después.

Más aún, otro hecho en verdad muy digno de mención corresponde a la unión matrimonial celebrada entre dos primos provenientes de las ramas de San José y de Tres Ríos de nuestra familia. Ellos son Juan Marcos Calderón de Mézerville y María José Jiménez Coto, ambos miembros de la sexta generación aquí descrita. Él es nieto de Jorge de Mézerville Quirós y ella nieta de Noemí de Mézerville Gené, o sea, sus abuelos fueron primos hermanos entre sí, pertenecientes a la cuarta generación de Mézerville que hemos reseñado en esta cronología anecdótica. Buena parte de la gestación de este evento tan relevante se fundamenta en la asistencia de muchos miembros de las distintas ramas y generaciones del clan de Mézerville, a lo largo de veinte años, a las reuniones familiares anuales, empezando por la misa de recordación de los ancestros, en la que se pide también por las necesidades de toda la familia. La eucaristía es seguida del almuerzo familiar, para luego contarnos las noticias recientes, lo que permite ponernos al tanto de nuestras vidas. Esta tradición también le ha dado oportunidad de compartir, entre sí, a los jóvenes de las nuevas generaciones. En los últimos años, se intensificó la relación entre Juan Marcos, el hijo mayor de mi hermana Denise de Mézerville Zeller y nieto de Jorge de Mézerville Quirós, con María José, hija de nuestra prima Patricia Coto de Mézerville y, por lo tanto, nieta de Noemí de Mézerville Gené. Cuando llegó la noticia de que ambos habían decidido casarse, todos nos alegramos mucho. En particular, porque de esta forma volvían a unirse las dos ramas de los de Mézerville, establecidas originalmente en San José y en Tres Ríos. Asimismo, yo estoy seguro de que mi papá Jorge, junto con su prima hermana Mimí, rodeados del resto de parientes, allá en el Cielo, bendicen esta alianza matrimonial de sus nietos. Porque en ella se refleja, una vez más, esa unión que hemos procurado mantener en la familia por tanto tiempo, como siempre nos animaba a hacerlo nuestra querida tía abuela Teté, hace más de 50 años.

María José (a la izquierda) y Juan Marcos (al centro), durante un paseo juvenil realizado años atrás.

Si bien ambos se conocieron desde adolescentes, fue el entorno familiar el que más contribuyó a unirlos.

En la boda de Juan Marcos Calderón de Mézerville y María José Jiménez Coto se unen de nuevo las dos ramas de las familias de Mézerville Quirós y de Mézerville Gené en Costa Rica.

Finalmente, estamos a la espera del surgimiento de una octava generación en la estirpe familiar, a punto de desarrollarse durante las próximas dos o tres décadas, a quienes también queremos ofrecerles una afectuosa bienvenida en el seno de nuestra familia. Por lo tanto, desde ahora les expresamos nuestra plena confianza de que también procurarán mantener estos vínculos de unión, que nos hemos esmerado en cultivar a lo largo de dos siglos, así como los valores y tradiciones que nos han caracterizado como familia de Mézerville en América.