Aquel día, 18 de marzo de 1963, el volcán Irazú empezó a lanzar, sin previo aviso, poderosas erupciones de ceniza que continuaron por más de dos años. Sin embargo, lo que todo el mundo esperaba con suma emoción era la llegada a Costa Rica de John F. Kennedy, el primer presidente de los EE. UU. en visitar nuestro país. Él asistiría a una reunión de todos los presidentes centroamericanos y el recibimiento se programó para realizarse en el antiguo aeropuerto de la Sabana. Hasta allá se trasladó Kennedy en helicóptero, tras aterrizar su avión presidencial en el Coco, como se le llamaba entonces al aeropuerto internacional Juan Santamaría. A los alumnos del Colegio La Salle se nos había convocado, muy tempranito, en la esquina de la calle 42 y el inicio del Paseo Colón, casi al frente de la estatua de León Cortés. Yo cursaba el sexto grado y, junto con mis compañeros, nos dispusimos a verlo pasar al frente de la comitiva, una vez concluidos los actos protocolarios en el antiguo aeropuerto de la Sabana. Desde allí iniciaron su recorrido, en un auto descapotado, saludando a una gran cantidad de público que atiborraba las calles, hasta llegar al Teatro Nacional, lugar donde se escenificaba el evento. Quizás no se esperaba esa gran afluencia de personas que se aglomeraron ese día detrás nuestro…
El hecho es que, al aproximarse el vehículo donde venía Kennedy, acompañado por nuestro presidente don Chico Orlich, muchas personas nos arrollaron para verlo mejor y saludarlo más de cerca. De manera que, aunque John F. Kennedy nos pasó al lado muy sonriente, debido a los empujones sufridos en medio del gentío yo casi ni pude distinguirlo. Una oportunidad que no volvería a repetirse, pues el 22 de noviembre de ese mismo año él fue asesinado en Dallas, Texas, mientras saludaba desde otro auto descapotado.
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