Cuando María Helena, Claire y yo fuimos invitados como equipo, por primera vez, para dar el curso a formadores de Seminarios brasileños en Taubaté, nos quedamos en Sao Paulo un par de días para visitar el Instituto Acolher, donde Claire Marie había realizado una práctica de diez semanas en el 2006. Allí pudimos departir de nuevo con su director, el Padre Edenio Valle, y con los psicólogos Eliana Massih y Enio Brito, a quienes conocimos previamente en Costa Rica, durante un Congreso de Psicología realizado en el 2005, lo que posibilitó la estadía de Claire con ellos al año siguiente. Asimismo, una vez que llegamos a Taubaté, con el apoyo de Frater Antonio, uno de los seminaristas del Conventinho Dehoniano, ese domingo fuimos juntos a conocer el Santuario de Aparecida y luego el Monasterio de la Cruz, en Guaratinguetá. En el camino de regreso, ya casi llegando a la Facultad Dehoniana, Frater Antonio nos comentó, casualmente, que el Padre José Fernandes de Oliveira, el popular Padre Zezinho, reconocido en Brasil y Latinoamérica como cantautor y escritor de libros, también era un religioso Dehoniano. A mí aquello me impresionó mucho, pues desde que empecé a viajar al Brasil había adquirido varios de sus discos, además de que sus canciones, tales como “Estoy pensando en Dios” o “María de Nazaret”, traducidas al español, las cantamos con frecuencia en nuestras misas. Entonces Frater Antonio, con una sonrisa, se volvió hacia mí y me dijo: “Pues yo soy su secretario y creo que él vuelve a la casa el martes”. Eso me pareció algo asombroso y, un par de minutos después, al arribar al Convento, señaló hacia una ventana diciendo: “Ese es el cuarto del padre Zezinho y parece que ya llegó, porque la luz está encendida”. ¡Yo no lo podía creer! Una vez que entramos al comedor, Frater Antonio subió a saludarlo y el propio Padre Zezinho mandó a decir que ya bajaba para conocernos. Cinco minutos después estábamos compartiendo amigablemente con él e incluso nos tomamos un par de fotos con aquella persona a quien tanto había admirado, pero que jamás esperé poder conocer personalmente. ¡Cómo son estas cosas del Señor! Durante unos diez minutos tuvimos una conversación muy agradable, aunque estábamos tan cansados que nos despedirnos pronto para irnos a acostar.
Al día siguiente, lunes, durante el desayuno compartimos de nuevo con el Padre Zezinho, lo que aproveché para regalarle nuestro CD “Del Sentido a la Esperanza”, además de una copia del DVD del “Tríptico Romano”, de Juan Pablo II. Para correspondernos, él quiso obsequiarnos un libro suyo sobre la catequesis, con una dedicatoria especial, y un CD llamado “Canções que a familia escreveu”. Aquel día, después de la cena, me retiré a mi cuarto para escuchar ese CD, que me evocaba otros discos de él, comprados hacía años en Brasil, como “Os Grandes Sucessos”, “Sol nascente Sol poente” y “Canções que a fé escreveu”. Posteriormente, la noche del miércoles el Padre Zezinho me citó en su habitación, donde pudimos reunirnos por unos quince minutos, para entregarle los archivos electrónicos del libro del Burnout, de María Helena, y los de mis fotovideos “Del Sentido a la Esperanza”. Más aún, cuando le pedí su opinión y recomendaciones sobre nuestra labor al servicio de los sacerdotes, me aconsejó y compartió algunos de sus proyectos más recientes. Antes de irme le tomé una foto, trabajando en ese ambiente personal e íntimo, que tuve oportunidad de conocer, donde ha producido una obra tan fructífera en libros, canciones y todo tipo de iniciativas para comunicar la Buena Nueva del Señor.
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